viernes, 17 de junio de 2016

II CONCURSO DE RELATOS CORTOS: NARRACION NUM 5



Fernanda despertó de golpe, sobresaltada por una sensación de estar en un lugar desconocido… El zumbido del motor y la postura semisentada le recordaron antes de abrir los ojos, que estaba en un bus.. La oscuridad y la ausencia de voces le hicieron tomar conciencia de la hora, incierta, de la madrugada.

Aun antes de recordarlo claramente, sintió en todo su cuerpo el estremecimiento de algo importante, como si todas las fibras de su ser ansiaran algo que iba a suceder. Y entonces recordó el motivo de su viaje.
Se preguntó por enésima vez si estaba haciendo lo correcto, y qué era lo correcto, en esto de aventurarse a encontrarse con una persona que conoció en SL, cara a cara.

Que es exactamente conocer? Chatear interminables horas con él, ansiar su contacto de una manera casi dolorosa, sentir su presencia a través de la pantalla, escuchar su voz.
Construirse una vida juntos en un mundo fantástico de un juego virtual, se transformó de un día para otro, en una meta de vida. Porque era él.
Olvidarse de su RL siempre tan recatada, de la imagen seria que todo el mundo tiene de ella, para ser una mujer con una vida oculta, emocionante, llena de pasión y locura. Porque era él.
Volver a sentir esas cosquillitas en el estómago, que creía olvidadas, y ese calor que se te mete en cada rincón del cuerpo, inflamándolo de deseo. Porque era él.

Y ahora esta locura del viaje, estas ansias de vivir en un día, lo que le deseas a la vida entera, estas ganas de que las horas y los kilómetros vuelen, pero a la vez los temores…
Fer se abrazó a si misma arrellanándose en el asiento, como para mitigar todos esos miedos que la acompañan como una maleta más en ese viaje.
Pensó tan intensamente en su amor, que un suspiro llenó el silencio que la rodeaba y recordó que no estaba sola, que a su lado una desconocida dormía profundamente.
Miró la hora en su celular y pensó en todas las veces que se había dormido y despertado desde que subió al bus en la terminal de su ciudad. Quería volver a dormirse, para no sentir el paso de las horas y descansar algo, pero la tensión no la dejaba. Pensó que su amor también estaría durmiendo intranquilo, ya casi cerca de la hora de levantarse.
Hasta una hora antes de subir al bus había estado en SL con él, y sabía que él tenía los mismos miedos pero también la misma determinación de llevar a la vida real esa relación de amor virtual y semi-presencial.

Cómo será el después? Fer se niega a pensar en que pasará, no quiere hacer planes porque su vida real ya está establecida, y la de él también.
Recuerda palabra por palabra la propuesta que le hizo ya hace un mes atrás ¿Quieres ser mi esposa en SL y mi amante en RL? Una sonrisa le llena la cara al recordar su urgencia por responder, tanta, que olvidó poner el texto que había pensado poner cuando aun soñaba con el momento de decir sí.
Y ahora, he aquí, en viaje de convertirse efectivamente en la amante de ese hombre que la fascinó desde que le vio por primera vez en esa disco de SL y en su im apareciera  el primer hola
  Será solo un día, pero sabe que al regresar, su vida habrá cambiado para siempre. Porque ella se sentirá distinta, será otra la que regrese, no tiene dudas.
A lo lejos se ve el reflejo de las luces de la ciudad, ya se acerca el momento. Sentimientos encontrados: deseo de llegar, ganas de huir. Ya no hay vuelta atrás, ahora sabe que todo está jugado.
Imagina a su amor esperando en la terminal también pensando que sería mejor huir, Y si no está? Y si se arrepintió? No quiere imaginar eso y borra de su mente la posibilidad. Claro que estará. La ama, Ya perdió la cuenta de las veces que se lo ha dicho, y de las formas infinitas de decir te amo que ha usado, de los poemas que le escribió y de las rosas virtuales (repetidas a veces) que le regaló.
Un estado de ensoñación la hace caer de nuevo en un semi sueño, donde el recuerdo de algunos lugares del juego virtual se mezclan con escenas intensas inventadas por su mente.

Se sobresalta al sentir voces y ruidos de movimientos cerca. Abre los ojos y la luz del día que entra por las ventanillas del bus la hacen despabilarse rápidamente... La gente ha empezado a recoger sus bolsos del estante superior, conversan entre ellos, y Fernanda se da cuenta de que ya no hay tiempo para maquillarse como había pensado: El bus está entrando en la terminal.
Se pasa la mano por le pelo, en un intento vano de estar más presentable, se acomoda la ropa, duda en ponerse o no el abrigo antes de bajar. Su mente la quiere distraer de pensar en quien la debe estar esperando también nervioso, como autoprotegiéndose de la fuerte emoción que le quiere subir a la garganta.
El bus se detiene, y cada movimiento que hace Fernanda es como si lo hiciera en cámara lenta: levantarse del asiento, esperar que circulen las personas por el pasillo, caminar hacia la puerta..Es una eternidad. Al llegar a la puerta, respira hondo, sabe que todo va a cambiar en su vida desde el momento que baje las escaleras. Mira hacia abajo: solo tres escalones. Antes de empezar a bajarlos levanta la vista y mira hacia delante. A escasos metros estaba él. No se dio cuenta del tiempo que pasó mirándolo hasta que de atrás, le pidieron que por favor, bajara de una vez

Bajo los escalones, caminó lentamente hacia él y el abrazo fue el refugio donde todos sus miedos fueron diluyéndose uno a uno.

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