martes, 17 de diciembre de 2013

CONCURSO DE RELATOS - Relato nº 9 CUANDO CIERRO LOS OJOS



            Mi nombre es Bartola Nice y llegué a este mundo con la esperanza de atrancar mi puerta con siete cerrojos, y abrir la ventana de mis sueños. Entorné los ojos y comencé a dibujar mi nueva vida. Una aventura de mi puño y letra. Estaba decidida a rena-cer y salté con la incertidumbre de caer sobre un lienzo en blan-co. En un abismo.
    Como todo comienzo tuve que aprender y fui toman-do pinturas para redibujarme y darme forma en este mundo.
    Al igual que yo, muchas almas anónimas llegaban al punto de comienzo. Una vez allí tomaron caminos distintos.
    Siempre me había encantado la moda y tras conocer a algunas compañeras amables, que a priori me ayudaron y ense-ñaron, comencé a crear y ser mi propia marca. En ese punto, las amables compañeras comenzaron a mostrar sombras. El sueño se disipó contagiándose de la realidad.
    SL tiene buenas cosas: la braga no aprieta y puedes enseñar cuanto desees. Así que, empecé a dar forma a mis ideas interiores y a crear colecciones para mujeres como yo.
    ¡Hombres! Habría que reinventarlos en muñecos hinchables. Las mujeres podemos vivir con menos carne encima pero, necesitamos del aire que respiran las palabras, de los gestos que acarician nuestra piel y provocan escalofríos en esa noche, o el silencio que nos da calor.
    No tardaron, por lo anteriormente expuesto, en apa-recer “ellos”. Bajos, altos, energúmenos, cafres y niñatos hor-monados venidos a dioses. Aquí todos son bellos, pero no perfectos.
    Pero hubo uno al que le presté más atención. Era la hipérbole de un hombre. Me abrazaba con sus palabras llenas de rimas y me acariciaba con su mirada figurada. Hablaba con la voz más dulce que nunca hubiera imaginado. Sentí un calor interno seguido de un estremecimiento que me dio vergüenza. Y me transportó a un lugar lejos de mis ojos abiertos.
     Él se llamaba Rosajoven Jones y cada día bebía de sus palabras, ruborizándome cuando me hablaba de mi virtual cuerpo y creía sentir su calor.
    Pero llegó el día en que se agria un sueño, cuando alguien le echa sal o enciende una luz en medio de la noche. La voz es una seña más de identidad y aquella tarde, escuché las mismas cálidas palabras que fueron para mí, posarse en la piel de otra. Me ahogaba, la cabeza comenzó a darme vueltas y los colores de los que tanto había disfrutado fueron desaparecien-do.
    Y abandoné el desear soñar.
    Habían transcurrido tres semanas cuando tuve la necesidad imperiosa de soñar, porque los sueños son algo que el ser humano necesita y que no están publicados en un muro.
    Entró de nuevo en ese túnel donde se cierran los ojos y uno se deja caer en un sueño soñado. Y con la lección apren-dida quise recorrer mis sueños con los oídos tapados.
    Con el paso de los días descansé durante mis sueños, recobrando las fuerzas justas para la realidad de un nuevo día. Para soportar lo que alguna vez había pretendido ser un bonito sueño.
    Descubrir una nueva forma de vivir el sueño, con la construcción. Y aprendí rápidamente. El roce hace el cariño dicen, y construir al lado de una persona que sabe escuchar desembocó en enamorarme de él. Mis ojos observaban cuanto hacía él, creando para mí, llenando mi sueño de bellos detalles. Pero su carácter altruista de escuchar a todos y ayudar a todos me privaba de tenerlo más tiempo cerca de mí. Esto era mi sueño y no estaba siguiendo mí guion.
    Y el ave oscura que sobrevuela el menú de inicio co-menzó a rondarme. No podía cargar con otra situación pareci-da a la realidad, si esta era para refugiarme.
    Estuve varios días haciendo apariciones intermitentes por SL, pero el sueño estaba hueco pese al estar dibujado con bellos colores y pinceladas maestras.
    Entonces decidí abrir el abanico de los amigos a los que amar. Así que, tras el trovador y el constructor, fueron llegando otros, un pintor, una Dj muy mona, un programador que duró una sola conexión, y otros de los que sólo guardo imágenes de sus bonitos avatares. Que decir, que con cada ruptura sentía unas ganas increíbles de abandonar SL para siempre.
    Pero transcurridos unos días, necesitaba un lugar donde descansar y poder cerrar mis ojos a una realidad atrapa-da y muy física.
    Hoy he regresado de nuevo a dejar un mensaje. Tal vez salga de este mundo muchas veces, pero sabed que volveré a cerrar los ojos e intentar navegar en un nuevo sueño.

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